Hace unos años, cuando mi visión de Japón, fuera de los aspectos más básicos, venía influenciada por medios extranjeros, era fácil coincidir con ciertos artículos, que por defecto, se les agregaba una visión particular, interesada o incluso de desconocimiento de sus autores o editoriales, originando una visión extremadamente dopada o alejada del Japón real. Desde hace un tiempo intento respetar ciertas tradiciones o costumbres japonesas, aunque no me parezcan del todo bien, porque luego descubro que siempre hay un motivo acertado para ello. Sin embargo, la caza de delfines en Taiji, Wakayama, es una de las que todavía me chirrían. Creo que es una las tradiciones que más habrían de vigilar, controlar o impedir que fueran tan crueles y sangrientas, al fin y al cabo, la carne de delfín no está prohibida.
El choque frontal que intentó hacer los medios occidentales contra esta bárbara costumbre tras la película "The Cove" no resultó efectivo, ni creo que resulte a la larga, la prueba es la caza de ballenas. Los japoneses intentan respetar o proteger sus tradiciones sobre todo cuando los ataques vienen del exterior, sea desde sus vecinos chinos o coreanos, o desde occidente. Por tanto, según mi opinión la única manera que veo para que el cambio sea efectivo, es que la propia sociedad japonesa lo ejecute o por un cambio generacional se dejé de hacer, como se ha producido varias veces a lo largo de la historia. El problema en sí es que esta tradición, no es un orgullo nacional como se podría encontrar en otros lugares haciendo una comparación, no hay un debate o preocupación a nivel nacional sobre ello, sino que es una tradición de una pequeña comunidad costera, y sino hay una legislación concreta que afecte a esta práctica, es muy difícil que pueda producirse cambio alguno. He tenido la oportunidad varias veces de visitar algunos característicos pueblos costeros, y fuera de su particular encanto, puedo entender que algunas costumbres la encuentren como algo propio que los hacen lo que son, y que seguramente no tendrán intención de variar.
El choque frontal que intentó hacer los medios occidentales contra esta bárbara costumbre tras la película "The Cove" no resultó efectivo, ni creo que resulte a la larga, la prueba es la caza de ballenas. Los japoneses intentan respetar o proteger sus tradiciones sobre todo cuando los ataques vienen del exterior, sea desde sus vecinos chinos o coreanos, o desde occidente. Por tanto, según mi opinión la única manera que veo para que el cambio sea efectivo, es que la propia sociedad japonesa lo ejecute o por un cambio generacional se dejé de hacer, como se ha producido varias veces a lo largo de la historia. El problema en sí es que esta tradición, no es un orgullo nacional como se podría encontrar en otros lugares haciendo una comparación, no hay un debate o preocupación a nivel nacional sobre ello, sino que es una tradición de una pequeña comunidad costera, y sino hay una legislación concreta que afecte a esta práctica, es muy difícil que pueda producirse cambio alguno. He tenido la oportunidad varias veces de visitar algunos característicos pueblos costeros, y fuera de su particular encanto, puedo entender que algunas costumbres la encuentren como algo propio que los hacen lo que son, y que seguramente no tendrán intención de variar.
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